¡Hola, papá! ¿Cómo estás? ¡Feliz año! Por fin dijimos adiós al 2020. Este primer día de 2021 ha empezado tranquilo, afortunadamente.
He recuperado otra de mis fotos favoritas. Tus ‘nocheviejas’. Esas en las que hacías gala de tu sentido del humor. Cogías tu bolsa de cotillón y te ponías tu peluca, tu nariz de payasete, tus maracas y tu collar brillante.
Aunque eras muy serio, ahí perdías la vergüenza y disfrutabas de la fiesta como si no hubiera mañana.
¡Qué ratos tan divertidos! ¿Verdad? Anoche cuando sonaron las 12 campanadas, eché de menos tu abrazo infinito, tu sonrisa, tu beso…
Y cuando sonó la canción de Mecano, una lágrima salió de mis ojos. Muchas veces la escuché a tu vera.
Amanecía cada 1 de enero llena de deseos, de buenas vibraciones, una sonrisa gigante en la cara y las ganas de coger el teléfono para oír tu voz.
Ansiosa de que llegaran las dos para que llegara la hora de la comida, después del Concierto de Año Nuevo para celebrar que había pasado uno más y que podíamos volver a decirnos te quiero.
Anoche fue distinta. Ni fiestas ni nada. A las 10 todos en casa por precaución y por salud. Y a la 1.30, toque de queda.
Ahora solo queda esperar que 2021 venga bueno y esta pesadilla dé un poco de tregua para hacer una vida normal dentro de la nueva normalidad
Bueno, pituco. Te dejo por hoy. ¡Cuídate mucho y cuida de mi princesa! ¡Os quiero! ❤️
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