¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Yo bien. En casa. Esta mañana salí a dar un largo paseo. No sabes lo que se agradece el fresquito del amanecer en otro cálido domingo de verano.
2 de agosto ya. Y ayer por la noche se alinearon la Luna, Saturno y Júpiter para ofrecer un espectáculo celestial único.
No creo que haya una manera más hermosa de recibir otro mes que con luna llena y esa luz que desprendían los tres planetas juntos.
Perfecta conjunción antes de irme a dormir. Y a mi alrededor sonaba ‘Fly me to the moon’. Una bella melodia para acompañar ese momento.
Mis ojos, con aspecto cansado, fijaron su mirada allí. Y entonces comenzaron a pasar un montón de cosas por mi cabeza.
Todas bonitas, papá. Todas. Al final, hay que quedarse con lo bello que nos está dejando 2020.
Un año tan raro… Inesperado, distinto y esperemos que irrepetible.
Corre una ligera brisa en esta tarde bochornosa. Dejo que acaricie mi rostro, algo sofocado por las altas temperaturas.
Apenas hay gente por la calle. Unos estarán dándose un chapuzón en la piscina y otros de vacaciones o haciendo algo en casa.
Una sirena rompe la tranquilidad de este instante en el que intento desconectar de todo, pero que se ve perturbado por un sonido que, por desgracia, se está haciendo habitual.
Se nubla. El sol se ha ocultado entre nubes de algodón. Quizás sea el aviso de una tarde de tormenta. No vendría mal un poco de agua para refrescar el ambiente.
Bueno, pituco. Te dejo por hoy. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. ¡Os quiero! ❤️
Publicado por