¡Hola, papá! ¿Cómo estás? ¿Y mamá? Yo bien. En casa. Muy casera me he hecho de un tiempo para acá. La verdad es que la climatología no invita a salir mucho. Y menos a estas horas.
Te dije que ayer se celebró el día del libro. Fue una manera completamente distinta de hacerlo. Para empezar, tres meses más tarde de lo habitual.
Cuatro ya caía la tarde, a eso de las siete, salí a dar un pequeño paseo y recalé en una librería.
Mientras me acordaba de lo que hubieras disfrutado tú de ese momento, comencé a mirar por los estantes.
Había cientos de libros. Desde clásicos como ‘El Quijote’ a comics u otros más actuales.
Pero mis ojos, como por arte de magia, se fueron a uno. Sí. Era de don Benito Pérez Galdós. Y se titulaba ‘El abuelo’.
Lo tomé entre mis manos y ya no pude soltarlo. Sentía como si una vez más estuviéramos tú y yo abrazados.
Fue una sensación tan hermosa. Y entonces comencé a tararear la música de aquella película de José Luis Garci que te cautivó por sus paisajes, por su argumento, por aquel papel que magistralmente interpretaba Fernando Fernán Gómez en el idílico entorno de Llanes.
Pero no solo fue una jornada de literatura. También hubo un cometa, el Neowase, que puso un toque de luz mágica en una noche estival. Y digo mágica porque hasta dentro de 6.800 años no se volverá a ver algo parecido.
Casi nada. 2020 nos está dejando todo tipo de fenómenos astronómicos para deleite de los que nos gustan.
En cuanto nos queramos dar cuenta llegarán las ‘perseidas’. Casi se está yendo julio. Salamanca a estas horas, en plena canícula, es una ciudad casi desierta.
La gente está en las piscinas, en sus casas de campo o simplemente tumbados disfrutando de una reconfortante siesta.
Bueno, pituco. Te dejo por hoy, que es hora de ponerme a hacer otras tareas. ¡Cuídate mucho y cuida de mi princesa! ¡Os quiero! ❤️
Publicado por