¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? ¿Y mamá? Yo bien. En casa. Todo tranquilo. Mitigando los calores como se puede. Agua fresca, algún yogurt bebido y comida ligera para sobrellevar lo mejor posible este verano.
Aunque no te lo creas, y en pleno mes de julio, cuando salí a pasear por la mañana temprano, me encontré con una imagen bastante peculiar.
Había hojas que parecen anunciar la llegada del otoño por el suelo. El tiempo está un poco loco, pero me resultó curioso.
Los termómetros siguen subiendo. Hace un día sofocante. Eso sí, con mucha luz y sol.
Anochece tarde. Y quedarse sentada viendo la puesta de sol es uno de los mejores momentos de cada jornada.
Es 10 de julio. Un día de muchos recuerdos para mí. Todos bonitos. Se me dibuja una sonrisa en la cara de pensarlos.
La verdad es que estos días apenas pongo la tele ni me conecto a las redes sociales. Es mejor disfrutar de los paisajes que nos deja esta época del año.
Colores entremezclados. Naranjas, rojos, alguna nube gris, como anoche y esperando alguna gota de lluvia que alivie esta calorina, que está haciendo mella en casi todos los que la estamos sufriendo.
Pero es lo propio de estas fechas. Sabes que siempre me encantó el verano, pero los gustos van pasando con los años y, aunque disfruto lo que puedo de estos días de sol, se agradece cuando se oculta un rato y las temperaturas bajan.
Hoy también ando tardía. Son casi las 6. No ha habido siesta, que luego trastoca mi sueño nocturno, ni nada especial. Un viernes estival, sin más.
Bueno, pituco. Te dejo por hoy. ¡Cuídate mucho y cuida de mi princesa! ¡Os quiero! ❤️
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