¡Hola, papá! ¿Cómo estás? ¿Y mamá? Por Salamanca todo tranquilo. Hace un día de verano. Con mucho sol y buenas vibraciones.
Hoy te quiero hablar de la calle donde naciste. Esa que tantas veces soñaste con que llevara tu nombre. Ahora mismo está llena de banderitas.
Supongo que los vecinos celebran cada tarde los aplausos a los sanitarios por la labor realizada en estos días de confinamiento.
Cada vez que paso por allí sonrío. Te imagino haciendo trastadas cuando eras pequeño. Jugando a las ‘dreas’, colocando alfileres en los timbres de la gente de alrededor, sentado en el patio con tu botijo o asustando a tu hermana en una noche estival.
No sé cuantas veces me contaste estas anécdotas, pero la verdad es que eran muy divertidas. Me encantaba escuchar tu voz y reír a carcajadas con tu peculiar manera de contar las cosas.
Hoy me he levantado temprano. He de desayunado fruta y cositas sanas. También he hecho un poco de ejercicio. Ahora estoy en la terraza tomando el sol plácidamente.
Es uno de los grandes placeres de la vida. Vitamina D para combatir las tristezas, los malos rollos y los pensamientos negativos.
Nos espera un verano complicado . El confinamiento nos va a retener en casa algún tiempo más aunque ya haya comercios abiertos y debamos apoyar a los más necesitados. Bueno, pituco. Te dejo por hoy, que me tengo que dar una ducha y comer. ¡Cuídate mucho y cuida de mi princesa! ¡Os quiero! ❤️
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