¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Yo pletórica. Sí. Pletórica. He tardado 10 años, pero hoy ha sido el día en que por fin me hice la foto con Valentino Rossi.
No podría describirte muy bien el momento. Fue una sorpresa entrar por el paddock y ver cómo salía con su ‘scooter’ camino del ‘motorhome’. Y la imagen surgió así, espontánea. De hecho creo que estoy tan fea como feliz. Y te puedo asegurar que no cabía en mí de tanta felicidad.
¡Ay, papá! Siempre pienso que al final eres tú, mi ángel, el que mueve los hilos para que tu ausencia resulte más llevadera, aunque no hace falta que te diga que te extraño mucho, mucho.
Esta mañana ha calentado en exceso en Motorland y ahora me siento congestionada. Sólo espero que no me dé fiebre por el calor acumulado durante las 13 horas que he estado caminando, disfrutando del maravilloso mundo del motor. Conociendo a gente maravillosa, que simplemente te dedica una sonrisa o te tiende su mano para que no te sientas sola.
Precioso todo, pituco. Y creo que lo mejor está aún por llegar. Le he echado valor, porque es una locura venir a Alcañiz, pero bendita locura. Bien es cierto que ya sabes que una parte de mi corazón está contigo y otra en Salamanca, con mi gente. Son unas jornadas de desconexión, en las que te escribo a horas un par intempestivas, mas da lo mismo, porque sé que me entiendes.
Cuídate mucho, mi vida. ¡Te quiero, papá!
Publicado por