¡Hola, papá! ¿Cómo estás? Yo en ruta. Camino a Alcañiz para este fin de semana vivir en directo la carrera de MotoGP. Sí. No he cambiado… Las ruedas y yo vivimos un romance eterno, aunque he de reconocer que personalmente me llena más escribir historias como las que cada día comparto por aquí contigo.
Cuando te cuente lo que me ha pasado, vas a alucinar. Seguramente que si estuvieras aquí, me dirías que estoy loca, pero ya sabes que la locura no tiene cura.
Estos días los pasaré en Valdealgorfa, el pueblo de Alex Rins, acompañada por toda la maravillosa gente de su fan club, con quienes viviré momentos de emoción máxima.
El domingo, una vez que finalice la carrera, no sé si por azar o por el cariño que me han dado siempre, bajaré a la pista en la vuelta de honor para darle la bandera con el 42 a Rins. ¡Ay, papá! Creo que va a ser inevitable que, aunque esté plena de felicidad, se me salte una lágrima pensando en tu reacción al verme allí.
Va a ser un día mágico. De nervios, de descargar adrenalina a tope. Y la verdad es que no tengo palabras de agradecimiento para este grupo de personas a las que sólo conocía por WhatsApp y hoy me han hecho sentir como de su familia.
En el apartamento nos han recibido con todo lujo de detalles, pero lo que más me ha gustado ha sido la bandeja de dulces caseros elaborados en la panadería de abajo. Espectaculares.
Acabo de llegar al pueblo. Es una auténtica fiesta y el recibimiento ha sido simplemente espectacular. Perdona que hoy no te cuente mucho más.
Cuídate mucho, que estoy en buenas manos. ¡Te quiero papá! ❤️
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