¡Hola, papá! ¿Qué tal sigues? Hoy es uno de esos días grises, lluviosos, fríos…de esos que a ti te fascinaban y a mi me llenaban de melancolía, de tristeza…
Y supongo que hoy también esas gotas que caen del cielo son lágrimas por la muerte de un compositor que marcó nuestra infancia y buena parte de tu vida. Igual ya habéis coincidido por allí. Ayer murió Alberto Cortez y con él un trozo de mi niñez, porque recordé aquel concierto al que me llevaste cuando sólo tenía 11 años en Isla Cristina.
En el Seat 131 Supermirafiori, el ‘relámpago’, como lo llamabas tú, siempre sonaba su música y sabíamos de memoria cada una de sus canciones. Era una noche de julio, en una carpa instalada en el pueblo para la ocasión, y correteaba con Marta de un lado hacia otro nerviosa porque diera comienzo el recital.
Mi hermana, mucho más lanzada que yo, le vio entrar, y rauda corrió hacia él para saludarle, aunque no le recuerdo como un hombre especialmente simpático en su trato con una niña de 9 años. Más bien la trató con indiferencia, pero eso no importa.
No estamos juzgando al hombre, sino al músico. A ese que te ponía muchas veces en el hospital cuando estabas en la UVI para estimular tus sentidos, a ese que puso banda sonora a tantos momentos de nuestra vida, a ese que estando sedado te cantaba al oído ‘Castillos en el aire’, porque me gustaba que escucharas canciones con mensaje feliz, aunque es imposible olvidar ‘Cuando un amigo se va’ o ‘El abuelo un día?. A ese que hoy me lleva a dedicarte una de sus maravillosas letras que encajan con mis sentimientos:
En un rincón del alma
Donde tengo la pena
Que me dejo tu adiós,
En un rincón del alma
Se aburre aquél poema
Que nuestro amor creo
En un rincón del alma
Me falta tu presencia
Que el tiempo me robó,
Tu cara, tus cabellos
Que tantas noches nuestras
Mi mano acaricio
En un rincón del alma
Me duelen los \”Te quiero\”
Que tu pasión me dio,
Seremos muy felices
No te dejaré nunca
Siempre serás mi amor
En un rincón del alma
También guardo el fracaso
Que el tiempo me brindo,
Lo condeno en silencio
A buscar un consuelo
Para mi corazón
Me parece mentira,
Después de haber querido
Como he querido yo,
Me parece mentira
Encontrarme tan solo
Como me encuentro hoy,
De que sirve la vida
Si a un poco de alegría,
Le sigue un gran dolor
Me parece mentira
Que tampoco esta noche
Escucharé tu voz.
En un rincón del alma
Donde tengo la pena
Que me dejo tu adiós,
En un rincón del alma
Se aburre aquél poema
Que nuestro amor creó
Con las cosas más bellas
Guardaré tu recuerdo
Que el tiempo no logró,
Sacarlo de mi alma,
Lo guardaré hasta el día
En que me vaya yo.
Poco más añadir mi amor, guárdala bien, porque nadie pudo expresar mejor lo que ahora mismo siente ese rincón del alma donde tengo la pena que me dejó tu adios. ¡Te quiero, papá!
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